Administración de Riesgos

Las condiciones en las que se desenvuelven las distintas personas y empresas son totalmente variables; las distintas actividades que realiza cada individuo dan lugar a distintos tipos de riesgos, por consiguiente, a la hora de evaluar riesgos con el objetivo de administrarlos o a la hora de obtener una póliza de seguros, es necesario que esto se haga de forma totalmente personalizada y no general. Esto debe hacerse de modo de adaptar las políticas de prevención de riesgos y estructurar las condiciones de cobertura de las pólizas para cada caso.

La administración de riesgos es un proceso bastante sencillo considerando su efectividad en la prevención y control de los mismos, siempre que se cumplan al pie de la letra las acciones necesarias. Después de valorar y determinar los riesgos de consideración se procede a trazar y ejecutar las estrategias para abordarlos, eliminando o reduciendo así la frecuencia con la que estos ocurren y teniendo bajo control aquellos riesgos menos evitables, disminuyendo la severidad con que afecten al patrimonio personal o de la empresa.

Según el tipo de riesgo con el que estemos, tratando debemos tomar las acciones pertinentes. Tomemos por ejemplo el caso de riesgo de un supuesto incendio. Este riesgo evidentemente es de mayor consideración en una refinería de hidrocarburos que en un edificio de oficinas, por citar un par de casos. En el caso de las oficinas este riesgo es eliminable con la revisión constante del cableado a fin de evitar un cortocircuito, y reducible con la presencia de extintores de incendios. El riesgo también se puede transferir por medio de la adquisición de pólizas de seguros, estructuradas de acuerdo la valoración de los riesgos que se haya hecho según el caso. Finalmente, en casos como desastres naturales y otros siniestros que no son cubiertos por las aseguradoras, es necesario asumir el riesgo financiando las pérdidas con recursos propios.

Independientemente de las actividades que realicemos, siempre van a existir riesgos que no podemos prever de manera precisa, por tanto, la mejor defensa con la que contamos es una administración de riesgos efectiva para manejar de la mejor manera cualquier bola curva que nos lance la vida.

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