Existe un dicho muy conocido entre las compañías aseguradoras que dice… “es mejor tener un seguro y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo”. No obstante, cabe hacerse la pregunta
¿Qué significa estar bien asegurados? ¿Estamos conscientes de lo que podemos esperar y hasta dónde nos puede cubrir nuestra póliza?
Se da frecuentemente el caso en que personas o familias adquieren pólizas de seguro de cualquier tipo sin asesoría alguna, la mayoría de las veces sin reparar en leer con calma y profundidad el contrato con la aseguradora. Entonces a la hora de necesitar el seguro se llevan la desagradable sorpresa de que su póliza no tenía el alcance que creían.
Tomemos por ejemplo el seguro de vida, donde consideraremos como ideal una cobertura que permita solventar el gasto de los dependientes del fallecido por un período mínimo de 5 años, dentro del cual la familia podría conseguir otra fuente de sustento. En este caso, son pocas las personas que cuentan con una suma asegurada suficiente.
Comenzando el año 2016 podemos decir con seguridad que existe una amplia gama de opciones para acrecentar la cobertura de cualquier póliza sin que esto conlleve necesariamente un incremento drástico en las primas por pagar.
A la hora de obtener una póliza de seguros es importante y recomendable hacerse con los servicios de un asesor de seguros de confianza y dedicar el tiempo necesario a hacer cuentas para sacar el mayor provecho posible a la póliza que podamos pagar, estableciendo el alcance que daremos al seguro. La presencia de un asesor a la hora de leer la letra pequeña del contrato es también un plus muy importante, ya que a menudo pasamos detalles determinantes por alto.
La adquisición de una póliza de cobertura no es algo que deba tomarse a la ligera. Se trata de algo que en situaciones de contingencia podría ser el único soporte para ti y tu familia, por lo que te recomendamos que le dediques todo el tiempo y atención posible.